Resistir
“De los resistentes es la última palabra”
Anoche tuve un desvelo bonito, que terminó dulcemente tras las palabras de la cabeza de la autoridad electoral venezolana la señora Tibisay Lucena, anunciando el triunfo de la oposición en las parlamentarias. Se me vinieron muchas cosas a la mente, recordé cómo hace ya más de dos años discutía con un par de amigos colombianos lo pronto que iba a caer el régimen debido a lo que dejaba Chávez detrás de si, aterradoras tasas de criminalidad, una inflación desbordante y una política económica a todas luces insostenible agravada por la caída del precio del petróleo. Fallé en la predicción creyendo que la muerte del chavismo iba a ser fulminante, hoy Maduro todavía está ahí, pero la bestia ya hincó las rodillas en la arena tras el golpe de ayer, la muerte, será lenta y temo que lo más duro, acabar la faena y retirar el cadaver, acaba de empezar.
Los 112 diputados (hasta el momento en el que escribo) obtenidos por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) conforman una mayoría parlamentaría que le da un apreciable márgen de maniobra a la oposición a pesar de los blindajes que pueda pretender hacer el ejecutivo. Pero aquí empieza lo bueno, esta coalición tendrá que luchar a partir de hoy contra sus propios demonios para permanecer firmes y coherentes, una tarea nada fácil teniendo en cuenta que está compuesta por partidos que van desde la centroizquierda hasta una derecha conservadora. En lo personal confío en que así lo harán, el temple de personajes como Capriles, Maria Corina Machado o la valiente Lilian Tintori me inspiran lo dicho; además de los asumo y espero próximamente libres Leopoldo López y Antonio Ledezma. Las diferencias no tendrán que olvidarse ni mucho menos pues no sirve barrer el polvo bajo la alfombra sino más bien conversarse, dialogarse y pactarse de manera que la MUD llegue aún más fuerte a la cita decisiva, las presidenciales de 2019. La visión del camino espanta a cualquiera pero bien dicen las abuelas que nada que valga la pena es fácil de conseguir. No será fácil manejar un parlamento en constante tensión con el ejecutivo, situación a la que se le suma un contexto realmente adverso en lo económico, político y social. Las crispaciones vendrán pero habrá que resistir hasta la cita.
Llegado el momento, si como espero la oposición ha sido lo suficientemente hábil para llegar fuerte hasta entonces, habrá que asestar el golpe final y tomar la presidencia de Venezuela. Y aún entonces no habrá terminado la tarea, pues habrá que retirar el cadaver de la arena con costes políticos muy grandes y por ende difíciles de asumir. Mas de 20 años de populismo y su estructura no son fáciles de desmontar sino que supone una labor ardua que inevitablemente traerá consigo los dolores inevitables de quien se frota las heridas para limpiarlas y curarlas. Esta Venezuela tendrá que expiar sus culpas, pero estoy convencido de que las manos de estas mujeres y estos hombres que hasta hoy no han bajado los brazos harán del proceso algo menos tortuoso y traumático. Por lo que a nosotros los demócratas respecta, estarémos espectantes y haciendo fuerza para recuperar a la Venezuela que todos queremos, la Venezuela libre.